Todas las mujeres necesitan acceso a la atención prenatal durante la gestación, a la atención especializada durante el parto y a apoyo en las primeras semanas tras este.
Cada año se reportan 140 millones de partos, de estos, el 81% se realizaron en centros sanitarios, lo que logró reducir la mortalidad en un 38% en los dos últimos decenios.
Algunas complicaciones que deben ser atendidos por profesionales en gineco-obstetricia son: las hemorragias graves tras el parto que, en caso contrario, puede generar la muerte de la mujer en dos horas, las infecciones después del nacimiento, la preeclampsia que debe tratarse adecuadamente antes de la aparición de convulsiones.
De la misma manera, la muerte de la mujer por embarazos no deseados o a edades demasiado tempranas deben tener acceso a servicios de educación sexual e interrupción segura en la medida que la legislación lo permita.
Una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se orienta a reducir la mortalidad a menos de 70 por cada 100 mil nacidos vivos, para lo que se requiere una cobertura universal de salud reproductiva, materna, neonatal e infantil.