¡Un regalo a la altura!

Trabajamos para cumplirle el sueño a un niño que padece cáncer.
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Siempre es posible hacer realidad un sueño, esta vez la oportunidad fue para un angelito quien padece de cáncer en una de sus piernas y cuya familia no cuenta con los recursos económicos suficientes para realizarle la celebración de la Primera Comunión, pero ahí no paraba sus grandes sueños, también  soñaba con volar en helicóptero; de esta manera, uniformados adscritos a la Estación de Policía Ciudadela del Café bajo el liderazgo del señor Intendente Jorge Osvaldo Garzón Ortiz, al escuchar sus nobles deseos por medio de las redes sociales, decidieron aunar sus esfuerzos y empezar a trabajar.

Así es como este grupo de policías iniciaron sus actividades con el propósito de cumplirle a Juan Londoño de tan solo 7 años de edad, quien vive con su madre y su abuela en zona rural del corregimiento de Combia.

Motivados y con el “corazón en la mano” estos nobles hombres y mujeres policías no dudaron ni un instante para coordinar, ya con el apoyo de sus demás compañeros, vecinos de la comuna ciudadela del café y el fondo rotatorio, dieron rienda suelta a esta gran fiesta, la celebración de un campeón que fue elogiado en su Primera Comunión en medio de un hermoso templo, la Iglesia Santa Madre Laura.

Mientras este "Ángel de la Vida" disfrutaba de los recuerdos de su fiesta de primera comunión y el afecto de sus amigos los policías; arribaba un regalo que significaba un anhelo y para otros el deber cumplido, ese que dignifica el alma.

Fue así que inició el traslado desde su residencia a las instalaciones del Comando de Policía Metropolitana de Pereira, donde fue recibido por el coronel Jaime Escobar, quien acompañó a Juan Esteban y a su señora madre a bordo de un helicóptero de la Policía Nacional que los llevaría a dar un paseo por los cielos de su amada Pereira

Una vez terminado el recorrido, el menor y su señora madre no tenían palabras de agradecimiento para con todos los integrantes de la Policía que hicieron posible que se cumplieran sus mayores deseos. Pero no existe recompensa más gratificante que ver la sonrisa de un niño, eso no se puede comparar con nada.