De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, más del 5% de la población mundial padece pérdida de audición discapacitante, es decir, una pérdida superior a 35 decibeles en el oído que oye mejor. De la misma manera, los mayores de 60 años tienen más tendencia a la pérdida auditiva.
La pérdida de audición puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, enfermedades infeccionas, otitis, exposiciones a sonidos fuertes y el envejecimiento. Además, por prácticas poco seguras, mil millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente.
Cuando no se trata la pérdida de audición, afecta varios aspectos de la vida de la persona: la comunicación, procesar información a partir de la percepción, la educación y el empleo, el aislamiento social, la soledad y el estigma.
Las medidas disponibles para la rehabilitación de personas con pérdida de audición pueden variar desde el uso de tecnologías auditivas como audífonos o implantes cocleares, hasta el uso de lenguaje de señas y lectura de labios.
Consejos para el cuidado del oído
Muchas de las causas que conducen a la pérdida de audición pueden evitarse. No use bastoncillos de algodón, aceite, palillos o alfileres dentro de los oídos, tampoco comparta auriculares o tapones, ni escuche sonidos o música muy fuerte. Utilice tapones en lugares ruidosos y modere el uso de audífonos. Consulte a su médico si tiene problemas de audición y haga una revisión regular.
La vacunación, la detección y el tratamiento temprano también son fundamentales para evitar el riesgo de una sordera permanente.